El metanol es un alcohol peligroso cuando está donde no debe. La intoxicación por ingesta de metanol provoca ceguera, problemas respiratorios e incluso la muerte. Por ello, es un producto del que han de estar muy alerta en las destilerías que producen licores para consumo humano. Pero fuera de este nicho, el metanol es un químico realmente importante a nivel industrial. Este alcohol, el más ligero, se utiliza como anticongelante, como combustible y como materia prima de otros muchos compuestos, incluidos plásticos.Pero últimamente más que de los usos del metanol se está hablando de sus posibilidades. Gracias a diversos estudios realizados en las últimas décadas, se ha visto que este compuesto podría ser una de las claves a la hora de capturar el exceso de CO₂ de la atmósfera y darle un segundo uso. De este modo, se podrían reducir las emisiones de industrias y combustibles para hacerlas más eficientes y sostenibles.La gran ventaja de este compuesto con respecto a otras ideas, como el hidrógeno verde, es que el metanol es líquido a temperatura ambiente, por lo que es mucho más sencillo para el almacenamiento y transporte. Además de esto, muchos de los motores de combustión y vehículos actuales tienen sistemas que aceptan cierto porcentaje de metanol como combustible, por lo que no haría falta diseñar toda una infraestructura nueva para darle salida.
El mundo del metanol
Se estima que, en el año 2024, la humanidad produjo alrededor de 100 millones de toneladas de metanol. Pero según la tendencia actual, esta cantidad se quintuplicará para el año 2050. Ahora bien, la principal forma de la que se obtiene metanol es a partir de gas natural, mediante un proceso denominado reformado de metano por vapor. En este proceso, el gas natural se mezcla con agua para producir monóxido de carbono e hidrógeno. De estos compuestos, el hidrógeno se transforma en metanol y el CO₂ resultante se libera a la atmósfera.
Por tanto, tal y como está planteada en la actualidad, la producción de metanol libera una gran cantidad de gases de efecto invernadero a la atmósfera y contribuye al cambio climático antropogénico. Es por esto por lo que se están desarrollando nuevas tecnologías que no liberen CO₂ o, directamente, que su origen sea puramente de fuentes de energía renovables.
El metanol verde
Todas las fuentes de metanol acaban produciendo el mismo compuesto. Por esto, la clasificación muestra únicamente su origen. Cuando se produce con combustibles fósiles se denomina metanol gris, cuando el CO₂ que se crea durante la reacción se captura, se denomina metanol azul y, cuando es puro de energías renovables, verde.Este último también se divide en dos tipos: el biometanol si proviene de materia orgánica, y el e-metanol si su origen es de electricidad renovable y CO₂ capturado. En el caso del biometanol, se puede obtener mediante gasificación (la quema a una temperatura controlada) o mediante fermentación por microorganismos capaces de producir el líquido, pero el más interesante para la descarbonización es el del e-metanol.
Un combustible hecho a base de sobras
La red eléctrica se encuentra en un equilibrio inestable entre la producción y la demanda de electricidad. En España, en concreto, más del 60% de la electricidad proviene de energías renovables, como la eólica, solar y de hidroeléctricas. Por ello, en ocasiones, hay más demanda que producción, momento en el que se han de encender centrales de ciclo combinado (de gas u otros combustibles fósiles), desaguar más hidroeléctricas, o llevar a cabo otros protocolos para mantener la red estable.
En cambio, cuando hay más producción eléctrica que demanda debido a las condiciones climáticas, la energía extra que no se va a consumir tiene opciones limitadas para su almacenaje. Además de baterías, la energía sobrante se puede utilizar para bombear agua a los embalses de las hidroeléctricas o para usar esa electricidad extra en separar agua (H₂O) en hidrógeno y oxígeno por electrólisis. El hidrógeno se puede usar como combustible, pero es un gas peligroso por su gran explosividad.Por ello, una de las opciones es juntar dicho hidrógeno con CO₂ atmosférico o procedente de la industria del hormigón o siderúrgicas y transformarlo en metanol verde. De este modo, la electricidad que, de otro modo, se iba a desaprovechar, queda almacenada químicamente en forma de metanol líquido. Un combustible hecho de agua y aire.
Desde que se abriese la primera planta en Finlandia en 2012, cada vez más países se han sumado a la producción de metanol a partir de este proceso y, aunque todavía apenas cubre un pequeño porcentaje las demandas mundiales, se espera que el metanol verde poco a poco vaya sustituyendo al gris. De este modo, se espera aportar un pequeño granito de arena a la hora de avanzar a un mundo más sostenible y respetuoso con el medio ambiente.