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El auge del hidrógeno
11 de Marzo de 2024

El hidrógeno es el elemento más común del cosmos, pero es difícil de encontrar en la Tierra. Cuando no está ligado a otros compuestos, es un gas incoloro al que le gusta escaparse hacia el cielo. Es una lástima, porque si pudiéramos capturarlo, ayudaría en la transición de un mundo que se calienta a alejarse de los combustibles fósiles.



"Se puede utilizar como almacén de energía baja en carbono", afirma Katriona Edlmann, experta en geoenergía de la Universidad de Edimburgo (Escocia) que no participó en el trabajo. "Se puede quemar y sólo produce agua. O se puede utilizar en pilas de combustible y producir electricidad. Y se puede utilizar de la misma forma que el gas natural".


La humanidad sabe que el hidrógeno se ha estado filtrando del planeta desde hace siglos. "Conocemos las filtraciones de hidrógeno desde hace miles de años", afirma Edlmann: en todo el planeta se pueden encontrar pequeñas bolsas de gas coronadas por llamas interminables. Pero siempre se pensó que el subsuelo contenía cantidades ínfimas.


"Se partía de la base de que nunca se podrían acumular", afirma Ellis. El gas hidrógeno, como molécula, es pequeño, ligero y difusivo, por lo que los científicos razonaron que cualquier alijo del subsuelo debería haberse filtrado al espacio hace mucho tiempo o haber sido devorado de otro modo por ciertos tipos de microbios que utilizan el hidrógeno como fuente de energía.


La industria petrolera tampoco buscaba hidrógeno. A veces tropezaban con él mientras buscaban yacimientos de petróleo o gas metano, pero "simplemente no informaban de ello, o lo enterraban en algún informe de la empresa", dice Ellis: "No les interesaba. No era lo que buscaban".


Hoy en día, en algunos entornos, el hidrógeno se utiliza como fuente menor de energía o electricidad, pero hay que fabricarlo. Hay innumerables formas de hacerlo, desde utilizar energía solar para separar eléctricamente el hidrógeno de las moléculas de agua hasta emplear vapor para extraer hidrógeno del gas metano.


Pero estos métodos son prohibitivamente caros, propensos a liberar gases de efecto invernadero, o ambas cosas. "El hidrógeno barato es el principal paso hacia una economía del hidrógeno", afirma Ali Hassanpouryouzband, científico especializado en energía sostenible de la Universidad de Edimburgo que no participó en el trabajo. Y actualmente, eso no existe.


En un mundo ideal, el gas hidrógeno puro extraído del subsuelo sería la forma más rentable de obtener esta valiosa sustancia. Pero ese mundo pareció ficticio durante mucho tiempo, es decir, hasta 2012, cuando se descubrió una importante reserva de gas hidrógeno en Mali. Desde entonces se han encontrado más bolsas de hidrógeno, algunas de ellas en Europa y Sudamérica. Ahora, la idea de que el gas hidrógeno no podía quedar atrapado bajo tierra "no parece muy justificada", afirma Ellis.



Cazadores de hidrógeno

¿Dónde más podría estar aprisionado el hidrógeno? Los buscadores no pueden buscarlo al azar. En primer lugar, necesitan pistas sobre dónde se produce, y eso significa que tienen que saber cómo lo produce la Tierra.


Aunque se sabe que algunos microbios producen el gas, los buscadores de hidrógeno tienden a centrarse en los fabricantes geológicos. Rocas volcánicas ricas en hierro o magnesio en presencia de agua (idealmente caliente), que puede emitir hidrógeno. La radiación natural que emana de ciertas rocas también puede dividir el agua para forjar hidrógeno. Y las vísceras más profundas de la Tierra, incluido su manto masticable, pueden contener reservas de "hidrógeno primordial que ha estado atrapado desde que se formó la Tierra", afirma Ellis, y las fracturas profundas que desgarran la corteza pueden liberarlo a la superficie.


La mina albanesa de Bulqizë era un objetivo prioritario para los buscadores por dos razones principales. En primer lugar, se encuentra en un antiguo lecho marino de la época de los dinosaurios, plagado de fluidos y rocas volcánicas ricas en hierro, lo que la convierte en una prometedora fábrica de hidrógeno.


En segundo lugar, ha explotado en varias ocasiones: en 2011, 2017 y 2023. Inicialmente se informó de la presencia de gas inflamable en 1992, pero incluso después de las primeras explosiones se presumió que el culpable era el metano. "Al principio de estos accidentes, no se sabía que era hidrógeno", dice Muceku.


Aunque los científicos detectaron algo de metano en Bulqizë, la mayor parte del gas que se escapaba era hidrógeno. Con un mínimo de 200 toneladas al año, se trata de una de las filtraciones de hidrógeno más prolíficas jamás descubiertas.

Indicios de un futuro de hidrógeno

Pero el hecho de que se haya encontrado hidrógeno no es lo que ha entusiasmado a todo el mundo. "No es una cantidad enorme", afirma Muceku. Su equipo calcula que la mina contiene entre 5 000 y 50 000 toneladas del volátil vapor. Lo que buscan los buscadores de energía es un alijo de millones de toneladas de hidrógeno.


Lo que realmente importa aquí es que el gas pudo quedar atrapado: tenía un sello rocoso eficaz, y no fue devorado por microbios hambrientos de hidrógeno ni se descompuso por reacciones geológicas inútiles.


"Esta acumulación tuvo que formarse a lo largo de un periodo de decenas de miles de años", afirma Ellis. Y, explica Muceku, sólo cuando la mina llegó a profundidades de unos 600 metros empezó a escaparse el gas hidrógeno y a provocar explosiones accidentales. Al parecer, las excavaciones fracturaron el techo de un yacimiento oculto, cuyas profundas fallas canalizaban el hidrógeno acumulado desde las profundidades de la losa del fondo marino hasta la mina.


Las losas exhumadas del fondo marino siempre han sido objetivos prioritarios para los buscadores de gas hidrógeno, pero este estudio ha subrayado esa idea. Quizá los sarcófagos tectónicos similares de todo el mundo sean el principio de una nueva era de hidrógeno con bajas emisiones de carbono.


Esa historia está empezando a escribirse. Sigue siendo incierto si la reserva natural de hidrógeno de la Tierra es lo suficientemente grande para las necesidades energéticas del mundo. Incluso si se descubre que es así, los medios tecnológicos para extraer eficazmente este gas (y los métodos para acelerar su producción geológica) son prototípicos.


Lo más importante es encontrar esos depósitos de hidrógeno y, con suerte, encontrarlos llenos. Y ahora mismo, los geólogos sólo están arañando la superficie.

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